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  • Cristo como el Espíritu es nuestro vestido

    Gálatas 3:27 Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Romanos 13:14a Sino vestíos del Señor Jesucristo.

    Permítame comprobar con usted: "Puesto que Cristo resucitó y llegó a ser el vestido nuevo, ¿cómo podemos vestirnos de Él? Debemos vestirnos de Cristo, y la manera de hacerlo es bautizarnos en Él. Por lo tanto, debemos ver de qué forma somos bautizados en Cristo. Hemos visto que después de Su resurrección Cristo llegó a ser una nueva vestidura, pero la Biblia también os dice que después de resucitar, el Señor fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Si Cristo no fuera el Espíritu, ¿cómo podríamos ser bautizados en Él? Al ser crucificado, sepultado y resucitado, Cristo fue hecho el pneúma vivificante, un aliento dador de vida, el aire viviente. Pues que Él es aliento, le es muy fácil entrar en nosotros, y debido a que Él es aire, nos es muy fácil entrar en Él. El Cristo resucitado fue hecho un Espíritu vivificante y todo-inclusivo.

    En este Espíritu está todo lo que Cristo es y todo lo que Él ha realizado. Este Espíritu todo-inclusivo es el mismo Cristo todo-inclusivo, y este Cristo como el Espíritu es nuestra vestidura nueva; de aquí que, aun el vestido es el Espíritu. Nosotros fuimos bautizados en Cristo, quien es el Espíritu. Es así como nos vestimos de Cristo. Él es el pneúma, el Espíritu todo-inclusivo. Cuando somos bautizados en Él, nos vestimos de Él. Inmediatamente Él como el Espíritu llega a ser nuestra ropa, nuestra cubierta; de esta manera somos hechos aptos [para disfrutar la presencia del Padre]. Por lo tanto, la nueva vestidura con que nos cubrimos es Cristo mismo como el Espíritu todo-inclusivo.

  • Derrotó a Satanás como hombre

    Mateo 4:3 Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. (4) Mas Él respondió y dijo: Escrito está: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".

    El diablo tentó al nuevo Rey induciéndole a ocupar Su posición de Hijo de Dios. Pero Él respondió con las palabras de las Escrituras diciendo: "El hombre...", lo cual indica que mantenía la posición de hombre para hacer frente al enemigo. Los demonios le llamaron a Jesús "Hijo de Dios" (8:29). Sin embargo, los espíritus malignos no confesaron que Jesús había venido en la carne (1 Juan 4:3), porque al confesar que Jesús es hombre, son derrotados. Aunque los demonios confiesan que Jesús es el Hijo de Dios, el diablo no quiere que la gente crea que Él es el Hijo de Dios, porque así las personas son salvas (Jn. 20:31).

    Parece que el Señor decía: "Satanás, no trates de inducirme a asumir Mi posición como Hijo de Dios. Estoy aquí como hombre. Si fuera solamente el Hijo de Dios, nunca podría estar aquí, y nunca tú podrías tratar de tentarme. Pero, debido a que soy hombre, me estás tentando. Satanás, yo sé que no temes al Hijo de Dios, sino al hombre. El primer hombre, el que Dios creó para derrotarte y cumplir Su propósito, lo derrotaste. Por eso, Dios me mandó para ser el Segundo hombre a fin de derrotarte. Ahora tratas de inducirme a dejar Mi posición como hombre y asumir Mi posición como Hijo de Dios. Pero te digo, Satanás, estoy firme aquí como hombre".

    El Señor Jesús mantuvo inconmovible Su posición como hombre para derrotar a Satanás. En esta prueba, la primera, Satanás fue derrotado porque Jesús mantuvo Su posición como hombre.

  • La clave para experimentar a Dios—el espíritu humano

    Juan 3:6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. (7) No te maravilles que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

    Nacer de nuevo es nacer del Espíritu en nuestro espíritu. El Espíritu divino regenera nuestro espíritu humano con la vida divina de Dios. La regeneración, esto es, recibir la vida divina, es absolutamente un asunto que sucede en nuestro espíritu. Nuestro espíritu fue hecho por Dios con este propósito. Tenemos este órgano especial, nuestro espíritu humano, muy dentro de nosotros. En la creación, Dios nos hizo con un espíritu con el propósito de que un día lo ejercitáramos para tener contacto con Él y recibirle en nuestro ser. La función del espíritu humano es tener contacto con Dios.

    Dios es Espíritu, y solamente un espíritu puede tocar un Espíritu. Solamente un espíritu puede nacer de un Espíritu. Para ser regenerado, usted no tiene que ejercitar su mente, su voluntad o su emoción. Simplemente abra su ser, olvidando lo que usted es, y desde lo profundo de su espíritu invoque el nombre del Señor Jesús, creyendo en Él. Si usted hace esto, inmediatamente, Dios el Espíritu tocará su espíritu.